miércoles, 15 de agosto de 2012

GRACIELA PEROSIO

GRACIELA PEROSIO



Busco a Laura en la guardería por primera vez




Las estructuras del cochecito se arquean hacia arriba
como una cornamenta en diagonal,
como quebrada media luna.
Mis manos se cierran en las curvas y empujo.
Laura, mi nieta de siete meses, se yergue curiosa
atisbando todo, para un lado, para el otro, para arriba, para atrás.
Quisiera dar la vuelta completa.
¡Ojos en la espalda! Ver debajo de las ruedas.
¿Qué es ese crash, crash? Me mira interrogante.
Las hojas del otoño, Lauri.
El atavío amarillo de los fresnos de abril.
Veredas desparejas, están muy rotas en ciertos pasajes.
El Boulevard Lidoro Quinteros, Beatriz y yo
caminamos con mamá, a veces a saltitos,
hasta River cuando nos habían seleccionado para competir
en natación y el Profesor Passar nos entrenaba.
No ha cambiado mucho el barrio.
Muchas flores, palmeras enanas, yucas verdinegras
Calles curvas, casas bajas.
Ahora, más madera que piedra
-modas de la arquitectura-.
Vuelven tantas caminatas y la sensación de calor
porque era verano, pero el cielo azul, azul,
igual que en esta tarde otoñal.
Sin darme cuenta sigo por Victorino de la Plaza
(que es redonda como el mundo.)
El bamboleo del cochecito ha ido adormeciendo a la bebé
que sonríe y suspira hondo cuando
el bache resulta un poco más profundo.
De repente, veo que me fui alejando
de los edificios altos de Libertador
hacia donde “debería” haberme dirigido.
Y delante de mí, también redondo, espléndido (como el mundo),
aún enorme aunque yo he crecido: el Monumental,
la cancha donde vi entrenar a Corbata
y atajar penales a Amadeo Carrizo.
¿Acaso aún entreno para una gran carrera, Profesor Passar?
Doblo y abandono la Figueroa Alcorta
retomando el “camino correcto”,
las manos fírmes empuñan los mangos del cochecito:
“Hay que tomar el toro por las astas”, dicen en mi ciudad.
Ponerle el cuerpo a los obstáculos y arremeter con todo.
Siempre tomé la vida por los cuernos (marcas de una generación)
Y con la vida por las astas, Lauri, allá voy
Como yo misma ¿sabés?
hasta el final,
hasta tu sueño.

                                                     Graciela Perosio

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