martes, 21 de febrero de 2012

PATRICIO EMILIO TORNE / BELLAS BESTIAS

PATRICIO EMILIO TORNE


BELLAS BESTIAS

Uno

En la noche, cuando todos los gatos son pardos, las bestias se iluminan contagiándose el deseo de poseerse hasta matar las ganas. La una con la otra, las bestias se ablandan como el agua, e igual que vasos comunicantes, uno a otro de los cuerpos pasarán la carga erótica que los mueve.


Dos

La posesión del uno libera la felicidad del otro, y ambos cuerpos, sin nada que lo impida, dejan que el goce los domine. Hace entonces que sus ojos tengan encendida la brasa de los sueños realizados.

Tres

En el universo de las sábanas las bestias se aman una, dos, cien, todas las veces. Se contemplan luego y hablan de lo extraño que es el mundo, o el extraño lugar que ambos ocupan en el mundo, y sienten que es mejor estar allí, definitivamente allí, en esa bastedad de hilos que absorbe sus sudores y despierta los sentidos.


Cuatro

La lengua que recorre el cuerpo que se tiende, sabe tanto de asperezas, como de suaves tersuras. La sal en los pliegues de esos miembros, son el plato apetecible que habrá de saborearse como sólo un hambriento de lujuria habrá de hacerlo. En la pelambre irá dejando un rastro de saliva hasta llegar a la presa que mueve sus deseos, para entonces saber que puede devorarla.


Cinco

La boca es fuego, tibia entrada a las puertas del goce. Adentro, la tensa nervadura, se deja recorrer por una lengua que es infierno, del mismo modo que es agua disipando los espasmos. Hasta que dado el momento, nada puede contener las convulsiones. Es tan dulce como espesa lo que esa nervadura regala en breves contracciones, para que entonces la lengua se vaya apaciguando y sienta que el infierno se está trocando en cielo.


Seis

Las bestias saben que el mundo es más bestial que la esencia de ellos mismos. Se aferran con caricias o dulces palabreríos. Se hacen fuertes sabiendo que los sueños, sueños son, y vuelven a mirarse. En esa tensión que domina la ternura, el discreto sonido de la voz se escucha cuando dice: “eres toda la hermosura, y mucho más de lo que puedo merecer”. Saben que hay un gesto sumido en la generosidad de estar atento al otro, y en la humilde causa de ser iguales, las bestias se hacen bellas, intensamente bellas.


Siete

Cuanto dura la pasión? Cuanto el amor entre las bestias? Se preguntan y se abrazan desesperadamente. Intentan, desde su bestialidad, dar con la respuesta. La noche late, y late con desesperación el par de corazones. Afuera el mundo se relame pensando cómo tanta pasión deberá doblegarse.


Ocho


Las bestias saben que el miedo inmoviliza. Saben, además, que ha sido el arma con que fueron cazados sus hermanos, por eso levantan sus banderas y en lo alto, también, ponen el grito. El amor, ya lo aprendieron, es hijo natural de las batallas.

Nueve

Sólo en la generosidad que da el amor, será posible encontrar la disponibilidad del otro, y en la más humilde de las entregas, la certeza de saber que somos libres, como libres seremos de amar sin otra motivación que la entrega.


Diez


Como el reposo del guerrero, así en lo cotidiano las bestias. Después de la batalla, se piensan y se extrañan. Al pie del cañón, elucubran sobre el vino, la comida, las historias más intensas relatadas en la mesa. Y sienten que se quieren, se desean, y gozan de antemano lo que habrán de prodigarse, porque tienen en su haber algo de bestial, pero –más que nada-, una inmensa belleza.




SU NUEVO LIBRO 2013



foto Alicia Gallegos